El proceso terapéutico
Hacer terapia uno empieza a darse cuenta de que cuando vive experiencias dolorosas el amor que siente dentro se enfría y este enfriamiento se convierte en odio. Se puede decir que el odio es amor congelado y esto significa que el impulso de buscar contacto/relación con el ser querido se ha suprimido o congelado por la experiencia de dolor vivida.
El amor nunca muere del todo, pues en tal caso también se congelaría el corazón, lo que llevaría a la muerte.
Debido a la relación polar entre el amor y el odio, no es extraño que un sentimiento de odio se convierta en amor cuando el impulso de buscar el contacto se abre paso a través de la capa de hielo, o sea, cuando a través de la terapia la persona puede llorar por el dolor que en su momento experimento con la persona querida.

Es muy importante saber que el odio es una reacción secundaria a la experiencia o a la amenaza de ser herido por alguien a quien se ama.
La reacción primera e inmediata es la de tristeza e ira. Si se expresan estos sentimientos, la persona no se congela. La supresión de estos sentimientos por medio de la tensión muscular crónica crea la capa de hielo que aprisiona el corazón y el sentimiento de amor. También aprisiona el espíritu, rompiendo su conexión con el espíritu universal.
La tristeza es la reacción natural ante la perdida de amor.
La ira también esta relacionada con el amor. No sentimos ira hacia quienes nos son indiferentes; nos alejamos de ellos. Nos provocan ira aquellos a quienes queremos cuando nos hieren, frustrando nuestro deseo de disfrutar la intimidad del amor.
Hay que aprender de nuevo abrir nuestro corazón.

De esta manera es como el amor nos lleva a acercarnos a otro con dulzura, la ira nos mueve a asestar duros golpes.
El amor es expansivo y carga fuertemente de energía la superficie del cuerpo, lo que le da una cualidad suave, cálida y resplandeciente que da gusto ver.
El amor es cálido, y la capacidad de amor que uno siente o expresa directamente proporcional a la cantidad de suavidad y calor en el cuerpo; y en este sentido hablamos del calor de la pasión.
El impulso de la emoción del amor es buscar contacto e intimidad con la persona amada, previendo el placer que se tendrá como resultado.